Modo: Limpieza
- Rochi Bahamonde
- 19 ene 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 ene 2019
Luego de unos días de vacaciones vuelvo a tomarme un tiempo para escribir y reflexionar, y además, empecé con mi primer trabajo del año, la limpieza profunda.
Debo reconocer que soy bastante acumuladora, siempre dejo cosas innecesarias que ocupan lugar "por si las dudas" y después me encuentro con mi escritorio sin lugar.
Aproximadamente tardo una semana, entre canciones, redes sociales, un pequeño descanso de vez en cuando o momentos en que me pongo a recordar cuando use el elemento que estoy a punto de tirar. Así se pasan las horas y los días.
Que bien se siente deshacerse de cosas que tenias guardadas hace tiempo, llenas de polvo, desgastadas, que ya ni su función puede llegar a cumplir, es decir que, ya no sirven para nada. Que bien se siente recuperar el espacio perdido, sentirte más cómodo, ver orden, ver que hay espacio y de alguna manera tener más libertad.

Todo esto me llevaba a reflexionar un poco en nosotros como "casa, morada, habitación o como quieras llamarle, de Dios". Por años, hemos guardado cosas "por las dudas", acumulándolas y quitándole la comodidad al espíritu de Dios.
Ya es momento de deshacerse del orgullo, de la independencia, del famoso "yo puedo solo", quizás es el momento de deshacerse de la amargura, de la ira, del dolor, es el tiempo de quitar de tu vida todo aquello que este robando tu atención, amistades, hobbies, familia, planes y sueños.
Es tiempo de una limpieza profunda, tiempo de charlar con el habitante de nuestro corazón, preguntarle, qué es lo que le incomoda, tomar valor y quitarlo de nuestras vidas. Nos cuesta salir de nuestra comodidad y quitar cosas que pensamos que nos iban a servir en algún momento, pero que alivio se siente cuando hay limpieza, cuando hay espacio, cuando hay orden.
Dios es experto en eso. Dice la biblia que en el principio de todo, la tierra estaba desordenada y vacía (Génesis 1:2), al igual que nuestra vida antes de conocer a Cristo; Él vino a traer orden, se tomo todo el tiempo para poner cada cosa en su lugar y tirar todo aquello que no le servía.
De la misma manera debemos dejar que el espíritu haga su trabajo, que su orden se manifieste en lo profundo de nuestro corazón, reconocer que nosotros mismos, nos encargamos de que esas cosas que no sirven ocupen lugar, solo por que nos gustan y estamos cómodos con ellas, pero ¿Que es lo que piensa el que habita dentro nuestro?
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 1 Corintios 3:16

Dejemos que el mismo espíritu se encargue de quitar, de ordenar, de limpiar todo aquello que no sirve en nuestra vida, eso es dejar que Dios habite en tu corazón y dar lugar a la voluntad divina.
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