La oveja perdida
- Rochi Bahamonde
- 25 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Cuando hay ciertas áreas de tu vida donde tu alma y todo lo que ella compone no están del todo controladas por el espíritu, llegamos a tal punto de ser como una de las ovejas más famosas que aparecen en la biblia.
No se si recordas esa historia donde una de las ovejas del rebaño deja de escuchar la voz de su pastor, se distrae, va hacia donde ella quiere y se aleja del rebaño. Cuando su pastor se da cuenta de que esa oveja no está, deja a sus otras 99 y sale a buscar con desesperación a la que se había desviado. Cuando la encuentra hace el mayor acto de amor que podría hacer en ese momento, agarra a su oveja y sintiendo dolor, le quiebra una de sus patitas, seguramente la oveja se dolió y lloró, pero su pastor con delicadeza y con mucho amor la levanta, la cuelga en sus hombros y la carga hasta donde estaban las 99.
Una vez que llegaron al rebaño, la baja, y con cuidado, susurrándole al oído que la amaba, comienza a vendarla y a ayudarla para que vuelva a caminar como antes. (Ezequiel 34)
Así es Dios con nosotros.
Dios nos habla, de diferentes formas, en diferentes maneras y de diferentes cosas. Pero si no conocemos su voz, si no somos sensibles, y aún peor, si no obedecemos su voz, lo más probable es que terminemos desviándonos del rebaño. Cuando mi alma es la que gobierna en mi vida, no me deja escuchar su voz, por lo tanto, no puedo ser direccionado. La voz de mi alma se vuelve tan fuerte que crea confusión, crea distancia y nos lleva a chocarnos contra la pared.
Si identificamos su voz, pero eso que escuchamos va en contra de nuestra realidad, de nuestros deseos, de nuestros sueños, nos implica morir a nosotros mismos, y la que gobierna es mi alma, corremos el riesgo de desobedecer su voz y como consecuencia...va a llegar la corrección.
"Si ustedes oyen hoy Su voz, no endurezcan sus corazones" Hebreos 3:15

Y nos convertimos en esa ovejita, que se distrae y se queda en el camino, pero Dios en su misericordia vuelve por nosotros, nos quiebra, si, aunque sea doloroso, nos quiebra, y si, a él también le duele, pero es necesario, para que aprendamos cómo esa oveja. Por amor, se toma el tiempo para cargarnos en sus hombros, susurrarnos con su dulce voz cuánto nos ama, nos consuela, nos abraza, nos ama, nos baja y se pone a vendar nuestra patita y para luego ayudarnos a caminar otra vez.
Si hoy te sentís cómo esa oveja con la pata quebrada, tené la seguridad de que el pastor está dispuesto a consolarte, a perdonarte, esta dispuesto a venderte la patita y ayudarte a caminar otra vez. Reconoce tu error delante de él, Dios está dispuesto a darte otra oportunidad, aceptá la corrección, aceptá que te quiebre la patita, él se encarga de hacer todas las cosas nuevas, afina tu oído y la próxima se obediente.
Commentaires